domingo, 7 de abril de 2019

Crítica. Cementerio de animales (2019)





Pet Sematary






La crítica positiva parece que tiene su parte de razón, pues dentro de un género que cada vez sorprende menos, esta la ha hecho por varios motivos.

Para empezar, está claro que toda película de terror que se aprecie empieza con la mudanza de una familia a una casa en medio del campo para lo típico: distraerse del estrés de la gran ciudad, estar más cerca del trabajo, de los hijos, etc. Por supuesto la familia tiene hijos, o están esperando uno. En este caso son un hijo pequeño, una hija mayor, mamá, papá, y el gato.

Como el título indica, en el barrio hay un cementerio de animales. Sin spoiler que hacer, pues todo se ve bastante claro en el trailer, este lugar trae de vuelta a las cosas, o mejor dicho a los seres que han fallecido. Se ven dos ejemplos muy claros en la película, y por ahí se guiará el argumento principal.

La duración es apropiada, con ritmos nada aburridos, si bien, la acción y el desenlace se desarrolla en el último cuarto de la misma, el principio y mitad no son excesivamente ávidos, pero no aburre en lo más mínimo pues la puesta en escena de acontecimientos, fotografía, y los pocos sustitos que nos iban dando, hacían de la sala de cine una tensión patente y deliciosa.

Pone de manifiesto las emociones y motivaciones de los personajes con bastante claridad, el horror justificado de los personajes por algo más allá que el propio miedo, como son traumas de la infancia, el miedo a la pérdida de un ser querido, etc., y pocos son las paranoias sobre espíritus y fantasmas que rondan en la casa, que ya adelanto que son más bien pocos: el tono de la película va en otra dirección totalmente opuesta.

El final por supuesto no es indiferente. Este tipo de películas suelen ser más predecibles, y en esta ocasión ha gustado, con un final algo inesperado que podría considerarse feliz, según el punto de vista con el que se mire, claro está, no olvidemos que esta basado en la novela homónima de Stephen King.