viernes, 17 de marzo de 2017

Crítica. Moonlight (2016)


Moonlight
Año: 2016
Duración: 111 min.
País: Estados Unidos
Director: Barry Jenkins
Género: Drama

Sinopsis:
Chiron es un joven afroamericano que pasa por una infancia y adolescencia difíciles, rodeado de conflictos, acoso escolar, drogas, y una mala madre. Pasan los años y el chico deberá encontrar la mejor manera de afrontar los problemas, y lo más importante, decidir quién quiere ser en la vida.



La frase que mejor definiría la película: "es buena, pero tampoco es para tanto". Y es que, lamentablemente, tras tanta nominación, premios Óscar y Globos de Oro, esperaba mucho más.

El film cuenta la vida de Chiron, un chico de origen afroamericano, dividida en tres partes: infancia, adolescencia y adultez. A trompicones nos va dando pinceladas a de su vida, bastante compacta, sólida, con ritmos sorprendentemente interesantes e intrépidos, con una genial elección de paisajes pero con una realización y uso de la cámara tan peculiares que resultaban molestos.

Lo mejor son los tres actores que interpretan al personaje principal, buen trabajo de casting, y es que todos muestran esa mirada perdida, esa incertidumbre, esos sueños anhelados y esa expresión inexpresiva que hace que estés viendo a la misma persona en tres fases distintas de su vida.


Es una película bastante insólita, a la par que delicada, mostrando todas las desgracias que podrían pasarle a un ser humano de manera concentrada y de un portazo, además de tratar la homosexualidad desde un punto de vista ambiguo, supongo que en el contexto y en la época esta condición sexual se vería igual de complicada y conflictiva como nos muestra Moonlight.

Está claro que al final tiene tanto glamour por su historia, lo que representa, lo que quiere trasmitir, y el significado que da, pero ni por asomo es una película que deja huella y te cambia por completo al salir del cine; otras como Intocable (2011) eran menos descaradas y consiguieron un resultado igual o más positivo en el espectador.

En definitiva, buen largometraje en el que no pude encontrar esa belleza que esperaba y de la que tanto se hablaba; mucho desconcierto y regular sabor de boca no hace que no sea recomendable de ver, pero haceros menos expectativas que yo. O eso o tengo un corazón de piedra, ya me contáis.


Lo mejor: el reparto y la banda sonora.
Lo peor: el desarrollo argumental, sin propósito alguno.

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